Reconociendo y recorriendo las calles de su comunidad
Por décadas, en El Salvador, la calle ha sido un lugar peligroso. Los niños y niñas de las comunidades crecen encerrados tras las rejas de sus casas, saliendo únicamente para hacer el trayecto a la escuela, con peligros acechando detrás de la puerta. Crecen de espaldas a su comunidad, sin contacto con otros niños del vecindario, sin espacios comunes donde jugar sin miedo.
El programa de Cultura de Paz en Comunidades crea espacios de ocio libres de violencia en esas comunidades para que los pequeños puedan jugar, hacer amigos, aprender y divertirse. Cuando crecen, los animamos a formar parte de los Comités de Liderazgo Juvenil, los cuales reciben formación para liderar cambios en sus comunidades, promover los derechos de la niñez y adolescencia y, en definitiva, hacer valer los derechos de los habitantes de su colonia. Para prepararlos, el primer paso es reconocer y recorrer la comunidad, para que se apropien del espacio público, diagnostiquen los problemas, identifiquen necesidades y planteen soluciones. Por ello, de la mano del equipo de CINDE, se han organizado recorridos a pie por las calles y caminos de su zona. Pasear, poner rostro a los vecinos y reconocer su espacio les hace ganar confianza, seguridad y sentirse parte de la comunidad.
Ya es hora de que la calle vuelva a ser un lugar sin peligros, donde jugar a la pelota, correr o ir en bicicleta. Una infancia encerrada es una infancia perdida.